Nada reemplaza a la competencia. Lo dijo Nicolás Núñez, el técnico de Magallanes, al concluir su obra en la tarde en que derrotaron a Deportes Recoleta (2-0) y ascendieron a Primera División.
Cobreloa, con el peso de su historia y una gran segunda rueda, apuró a los carabeleros. El resultado fueron números extraordinarios, reflejados en 22 victorias sobre 32 partidos jugados, seis empates, cuatro derrotas, 61 goles a favor y 23 en contra. Un registro brutal, con una rueda inicial impresionante, que recién tropezó en la fecha 18, cuando Deportes Puerto Montt los derrotó 1-0.
Las razones de la soberbia campaña de la Academia son variadas. Tribuna Andes estuvo en la pretemporada y se apreció un clima en el que todos coincidían en la idea del entrenador. Había fe y las expectativas de Núñez eran llegar a la liguilla por el segundo ascenso.
“Nos gusta el buen trato de balón, la construcción, desde el arquero, generando un sistema defensivo más junto y un ataque más junto también. Luego, los matices los entrega cada jugador. Contamos con extremos rápidos, quienes generan uno contra uno. Queremos atacar lo más posible y defender lo menos posible y para lograr esto es clave una presión en bloque”, decía el entrenador en la edición 8 de esta publicación en el complejo deportivo COF, en Colina.
Una declaración de principios que se plasmó en el campo de juego. Pero con un cuadro que entendió el mensaje desde el inicio y un entrenador que supo mover las piezas cuando los rivales se escalonaban para tomar a Julián Alfaro y Yorman Zapata.
Ahí se apreció que Núñez no se aferraba a una idea, al ubicar a Thomas Jones y Manuel Vicuña como extremos, ambos con pierna cambiada. Así el equipo empezó a buscar juego por los callejones internos y generó mayores espacios a los laterales y volantes. Vicuña aportó claridad y manejo en momentos complejos.
El mensaje se entendió temprano, como lo expresó César Cortés en la pretemporada: “Tratamos de mantener una posición que nos haga mantener el orden, al perder la posesión del balón tratamos de
generar una presión ofensiva para recuperar luego la pelota y generar espacios mediante el toque constante del balón”, anunciaba “Chéster”, quien se convirtió en el mejor futbolista de la competencia.