Durante años fue una pregunta retórica en las redacciones deportivas. La respuesta era obvia: si muere Pelé será la noticia más importante y todos los periodistas deben estar preparados. Y así fue. Una hora después de informado el deceso de “O Rei”, Luis Marambio ya iba rumbo al aeropuerto para volar a Brasil. Aquí el relato en primera persona del enviado especial de Canal 13 a una cobertura de dimensión global.
Jean-Marie Bagayoko mira a su camarógrafa y sonríe. Lleva cinco intentos y no puede grabar su enlace para TF1, el canal con mayor audiencia en Francia y Europa. El periodista lo intenta nuevamente y falla. Otra vez lo confunde el emocionado despacho de un colega de la televisión iraní que está a solo dos metros.
Así estamos todos en la tribuna oficial del Estadio Urbano Caldeira, ese que al que llamamos simplemente por el nombre del barrio en el que está ubicado: Vila Belmiro. Un trípode pegado al otro. Las cámaras apuntan de frente al sol y a un féretro situado en el centro del campo de juego. Un guiño simbólico.
Somos más de mil periodistas acreditados de casi trienta países. La noticia es mundial. Murió Pelé y la cadena catarí Al Jazeera -que llega a más de 270 millones de hogares- muestra en vivo el velorio. Un reportero habla en árabe y luego en inglés, pero hay un concepto que repite en portugués: “O Rei”. Es un concepto universal.
“¿Son colombianos? ¿Mexicanos? ¿Argentinos?”. El armenio Sarkis Karamekián nos pregunta con insistencia. “Ah, son chilenos”, responde él mismo luego de mirar los labios de un reportero gráfico brasileño que está junto a nosotros mientras transmitimos en vivo para Teletrece AM. Todo lo dice con dificultad en español. Luego se relaja. Entiende que si habla en portgués entendemos: “Bom dia amigo, sou jornalista da Rádio Arménia e queremos contar o que nosso povo pensa sobre Pelé”.
El mensaje es el mismo que se repite una y otra vez. Que es el Mejor de Todos los Tiempos y que por eso están aquí contándole a su audiencia sobre un momento histórico. Lo mismo piensa Daniella Gemignani, reportera de GloboNews, el canal de noticias de TV Globo, la gran cadena de televisión abierta de Brasil.
Según el registro Departamento de Comunicaciones de Santos FC sobre las tribunas de Vila Belmiro hay medios de comunicación de Japón, Arabia Saudita, Rumania y República Checa, entre muchos otros. Nosotros compartimos espacio con colegas de Italia, Ucrania, Turquía, China y México. De hecho, nos llama la atención Omar Villarreal de TV Azteca que se pasea frente a las cientos de cámaras con un sombrero de mariachi. “Es un homenaje por la clásica foto de Pelé en el Estadio Azteca tras ser Campeón del Mundo en 1970”, nos explica.
A simple vista, alrededor también hay rusos, ingleses, argentinos y suizos, también un representante de Emiratos Árabes Unidos, cuya nacionalidad identificamos tras preguntarle a su productor brasileño.
Más fácil nos resulta entender que la profesional de Telemundo (Estados Unidos) es española. Ella describe todo con mucha emoción: “De solo contarles lo que se está viviendo acá se me eriza la piel”. Y es verdad. Desde las diez de la mañana del lunes (segunda-feira en Brasil) 2 de enero, la gente no ha parado de pasar a metros del ataúd donde descansa Edson Arantes Do Nascimento. Porque el que murió fue Edson, repiten como un mantra los fanáticos locales, que completan la frase con devoción: “Pelé es eterno”.
Poca gente, mucha prensa para despedir a Pelé
Son miles y miles de personas que hacen filas por más de tres horas para rendirle tributo a su rey. Las colas dan la vuelta al estadio por más de un kilómetro. Un drone de la tv francesa lo confirma.
No importa el sol abrasador ni la espera. De hecho hay algunos que pasan frente al cuerpo inerte de su ídolo…¡cuatro veces! Uno de ellos es Antonio da Paz, el mismo que nos recibió el viernes (sexta-feira) afuera del Hospital Israelita Albert Einstein en el distrito de Morumbí (sur de Sao Paulo) con una frase taxativa: “Pelé inventó el fútbol brasileño. Él es la cultura brasileña”. Lo mismo piensa la periodista Fernanda Trigueiro de la red televisiva SBT: “La imagen de Brasil cambió con la presencia de Pelé. Los brasileños pasamos a ser más respetados. Pasamos a ser vistos y percibidos en el mundo entero”, nos cuenta con convicción afuera del recinto donde hace algunas horas murió el tricampeón mundial.
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Somos más de cincuenta periodistas de diversos países instalados en el frontis del hospital, pero Antonio da Paz es el único hincha que acompaña la escena y mira todo de frente, desde el otro lado de la Avenida Albert Einstein, a la altura del número 627. Bajo un árbol colgó una bandera brasileña y recortes de revistas que denotan la huella que Pelé dejó dentro de la cancha.
Antonio ahora escribe sobre una cartulina amarilla con plumón rojo: “Homenagen ao maior da historia”. Y no para de escribir incluso mientras lo entrevista una notera argentina. Luego viene un periodista mexicano. Después nosotros. No le preocupa ser el único brasileño que está afuera del hospital (“el lunes llegarán miles de miles a Santos”, proyecta confiado).
Un vecino de Morumbí sí está molesto por la ausencia de connacionales despidiendo a su héroe: “Me duele la falta de cultura general del pueblo, pero también el clima político”. Brasil es un país polarizado y todos parecen más preocupados, en igual medida, de la fiesta de año nuevo y del cambio de mando del domingo. Ya saben que Jair Bolsonaro no estará en la ceremonia junto a Luiz Inácio Lula da Silva. Y eso genera aplauso y repudio. También casi en igual medida.
La tensión de los bandos no decrece ni siquiera con la muerte de Pelé. Todo lo contrario. Es más, un paulista nos cuenta antes de ingresar al Museo del Fútbol en el Estadio Pacaembú que “O Rei” murió en el momento equivocado. “Todo el mundo acá está preocupado de otras cosas. Cuando sea el velatorio en Santos, recién la gente se acordará de Pelé”.
Cambio de año y de foco
Tras una noche de Año Nuevo (Virada do Ano) junto a colegas chilenos y argentinos en Sao Paulo, el primer día del 2023 viajamos a primera hora a Santos. En Praia do Gonzaga los veraneantes comentan con emoción lo que vivieron la medianoche anterior: 80 drones formaron en el cielo imágenes en recuerdo de Pelé: pateando el balón, besando la Copa del Mundo. Pocos, sin embargo, se acercan al Memorial de Vila Belmiro. Faltan menos de 24 horas para el comienzo del velatorio, pero no hay “ambiente”, ni mucha gente.
Al frente del estadio en el Bar do Alemão (donde Pelé tomaba siempre una botella de Guaraná Antártica), los parroquianos están pegados frente al televisor viendo el cambio de mando que TV Globo transmite en vivo y en directo desde Brasilia. Pero hay una persona que camina de un lado a otro con una corona de papel dorado sobre su cabeza y un trofeo del mismo material en su mano derecha. No le importa la asunción de Lula. Sí, es Antonio da Paz, que se vino temprano desde Sao Paulo en bus para ser el primero en la fila. Una fila que por ahora solo compone él y un joven que vino desde el municipio paulista de Juquiá, situado a unos 150 kilómetros de Santos.
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Cuando faltan doce horas para el comienzo del velatorio y apenas seis para la llegada del féretro de Pelé desde el Hospital Albert Einstein, apenas hay una decena de personas en la fila. Estamos en vivo para Teletrece y Antonio no pierde la fe: “Van a llegar miles de personas a despedirlo, porque Pelé tiene millones de seguidores en el mundo entero. Mi-llo-nes”, se encarga de remarcar con pasión.
Y tiene razón.
Llegamos de madrugada a Vila Belmiro y ya hay cientos de equipos periodísticos en las tribunas del estadio y vallas papales que ordenan a más de cuatro mil personas que esperan la apertura de las puertas para homenajear a su Rey del Fútbol. Y eso pasa a las 10 de la mañana del lunes. Y la fila no se detiene por 24 horas. Ahora sí que el pueblo brasileño, tras el Año Nuevo y el Cambio de Mando, se enfocó en los funerales de Edson Arantes do Nascimento.
O maior
Nadie reclama. No hay pifias por la espera. Nadie grita con desenfreno. Todo es con un respeto que conmueve. La convicción acompaña a los que vieron jugar a Pelé. También a los más pequeños, que repiten lo que escucharon de sus padres: “Fue el mejor de todos y no habrá uno igual”, dice Paulo de siete años, quien lleva una camiseta con el número 10 del Santos. La 10 de Pelé. También se ven hinchas con las poleras de Flamengo, Cruzeiro y Corinthians, por lejos, el club paulista más popular. “Pelé nos pertenece a todos”, explica Gerson, fanático del “Timao”.
De tanto en tanto también se ven algunas camisetas de selecciones extranjeras. En un repaso rápido: Marruecos, Noruega, Inglaterra, España…y Chile. Dentro del estadio también vemos pasar a compatriotas. Uno nos grita a la distancia que es de Cauquenes, otro de Concepción. El penquista nos habla afuera del recinto casi llorando. Cuando era un niño vio a Pelé en los clásicos hexagonales del Estadio Nacional. Hace cuarenta años está radicado en Brasil y conoció en persona a “O Rei”. Tampoco tiene dudas: “Fue el mejor de todos, nadie puede compararse”.
La prensa mundial sigue atenta y enfoca cada vez que llega un personaje importante, desde el presidente de la FIFA Gianni Infantino hasta el Mandatario Luiz Inácio Lula da Silva. Pero también cuando pasa el hincha común y se emociona frente al cuerpo de su ídolo.
Un grupo ingresa con un lienzo. Se autodenominan “Movimento Verde Amarelo” y cantan en portugués: “Mil gols, mil gols, mil gols, mil gols, só Pelé, só Pelé, nosso Rei Eterno”. Porque acá tampoco nadie discute sobre los mil goles que anotó y que no son reconocidos por ser partidos amistosos….aunque sea al Real Madrid o al Barcelona.
Las cifras oficiales dicen que más de 230 mil personas pasaron por Vila Belmiro para despedir a “O Rei”. Otros miles no alcanzaron, pero coparon las calles de Santos (divididas por los canales que la cruzan) para homenajearlo. Casi medio millón de personas fue parte de la despedida.