A menos de un año de terminar el Mundial de Qatar, Sudamérica inicia su camino a la Copa del Mundo de 2026. Las 10 selecciones de la Conmebol reparten seis plazas y media. Luego de dos ausencias consecutivas, Chile debuta con Uruguay en el Centenario y el duelo ante Colombia en el Monumental con la sensación de que el itinerario es pedregoso. El bajo momento del fútbol local, reflejado en una competencia devaluada, con actuaciones bajas de los clubes en los torneos continentales, instala una estela de pesimismo.
La realidad es que el equipo de Eduardo Berizzo se refrescó, pero mantiene una enorme dependencia de los sobrevivientes de la Generación Dorada en la eliminatoria. Alexis Sánchez es el estandarte, con el liderazgo de Gary Medel y los estertores de Arturo Vidal. La marginación de Claudio Bravo, por su decisión de tomar vacaciones en la anterior convocatoria, es un golpe de autoridad de Berizzo y una muestra de confianza al grupo que estuvo disponible para los duelos ante Cuba, República Dominicana y Bolivia.
Con este escenario, lo sensato es aterrizar las expectativas. La Roja no está para pensar en meterse entre los cinco primeros de la eliminatoria, pero tampoco parte con la sentencia de la eliminación. Por lo que hicieron en el Mundial de Qatar y la cantidad de jugadores que poseen en la Premier League inglesa, la Serie A, Bundesliga, Ligue 1 y Liga Española, la vigente campeona del mundo Argentina, Brasil, Uruguay y Ecuador están en otra esfera. A ellos se suma Colombia, con exponentes de sobra en la élite y el triunfo como visita sobre Alemania en la pasada fecha FIFA.
Los antecedentes recientes sostienen esta mirada, pero eso no implica que el mapa no se mueva a partir del funcionamiento que alcancen los otros rivales.
Chile se inscribe en la segunda franja, junto a Paraguay, Perú, Venezuela y Bolivia. Estas cinco selecciones tendrán que batallar por el sexto cupo y la opción del Repechaje. Por eso será fundamental mantener la calma si en el comienzo los resultados no responden a la imaginación de quienes no ven fútbol o no entienden el contexto actual. Los demagogos están en todas partes. Es necesario estar alertas frente a las operaciones de algún representante vivaracho o audaz, que, a partir de la escasa convicción y nivel del directorio de la ANFP, intente voltear el proceso para instalar un técnico que responda a sus intereses.
Si algo consiguió Berizzo es terminar con la lógica de que el representante influye a la hora de la convocatoria. Ese punto de partida, mínimo, en algún momento se puso en cuestión. Como dice César Luis Menotti, con este técnico se puede hablar de fútbol, pero no de jugadores.
Los partidos con Uruguay y Colombia son relevantes, pero más aún será la doble fecha eliminatoria de octubre, cuando Chile reciba a Perú y viaje a Venezuela. Esos son los adversarios directos en esa tabla de posiciones paralela que el presente nos demanda. No se trata de un ánimo derrotista, pero lo peor en el deporte es hacerse trampas en el solitario.
La Roja afronta la necesidad de reconstruir un equipo. Mientras se disputen las eliminatorias, competir en los Panamericanos de Santiago 2023 y en la Copa América 2024 será determinante para ampliar la base de futbolistas, al igual que el éxodo de jugadores al fútbol argentino, exigente como pocos. Un símil de la gira a Japón y Corea del Sur en 2008 y Toulon 2008 sería extraordinario.