Matías Dituro es el arquero de Universidad Católica. Dueño de la portería cruzada desde 2018, ni siquiera su alejamiento en la temporada 21-22 le sacó el cartel de indiscutido. Hoy luce la jineta de capitán, ejerce su liderazgo, se nacionalizó y mira el fútbol con la misma ambición que mostró desde que salió de Bigand, su pueblo en Argentina.
Fotos: Pepe Alvujar
El fútbol está lleno de pequeños detalles que marcan el destino de los jugadores. Matías Dituro puede dar fe. El 2 de febrero de 2018 sacó un remate al ángulo superior derecho en el viejo arco norte de San Carlos de Apoquindo y bajó la ovación. Era su estreno, tuvo la mala fortuna de hacer un autogol que se da uno en un millón, pero sus piernas lo ayudaron para volar e iniciar su romance con la hinchada. También marcó territorio, porque venir de Bolivia (Bolívar) y exhibir un gran paso por Deportes Antofagasta no parecía suficiente para un medio que busca otros parámetros a la hora de evaluar las contrataciones de los clubes grandes.
Es un mediodía caluroso en la precordillera, viene la visita a Audax Italiano, y Matías Dituro tiene muy clara esa acción que definió su derrotero en la UC.
“Ese primer partido con Temuco lo recuerdo muy bien en 2018. Creo que fue un gran partido, más allá del gol. Y sí, en el 2-1 tuve esa atajada y un par más. Y sí, te va marcando, paso a paso, poder jugar de local el primer partido del torneo, con toda la gente. El estadio está repleto y bueno, tener atajadas así, es fundamental”.
-La gente mira al arquero nuevo de reojo: venía de Bolivia, jugó en Antofagasta. No es lo mismo que venga de Argentina.
Sí, por eso te digo, pude tener esa atajada. Fue una atajada muy bonita, en un momento clave del partido, pero creo que fue un debut muy bueno, que te hace ganar confianza para todo lo que viene después. Fue un año espectacular. Para mí el momento clave fue esa atajada contra la U. de Conce. Nosotros primeros y ellos segundos, jugando de local, con muchas bajas y ganamos 1-0 con una atajada a (Luis Pedro) Figueroa, al segundo palo, que saco con mano cambiada. La gente explota en ese momento, hubo un estallido con esa atajada y la verdad que ese fue un momento clave, clave, que me marcó ese año.
-Dio una vuelta larga: fue a España, prácticamente no jugó en el fútbol argentino, anduvo por Bolivia, por Perú, hasta que llega a Antofagasta, donde se estabiliza. ¿Por qué tuvo esa vuelta tan larga?
Me tocó de esa manera. ¿El por qué? La verdad es que no lo tengo claro. Podría adjudicarlo a muchas cosas, pero me voy a quedar mejor con el esfuerzo que hice todos esos años. Nunca me desanimé. Siempre tuve clarísimo que quería ser futbolista profesional, que quería llegar a un club importante. Cuando llegué a Chile y jugué por Antofagasta, Católica era un desafío, un sueño enorme. Y peleé y trabajé día a día para eso. Después, por suerte, son muchos años que estoy acá y estoy muy contento. Mi paso por España nuevamente, ya en Primera División, consolidándome, y jugando todos los partidos de la Liga. Estos últimos años fueron muy positivos.
-En 2015 vino a Antofagasta, jugó la Copa Chile, pero el debut también fue soñado: empate 1-1 en el Estadio Nacional, con más de 30 mil personas, hicieron un primer tiempo extraordinario y su actuación fue excelente. Fue su carta de presentación.
Cuando llegás a un lugar nuevo, y siempre digo lo mismo, nunca hay una segunda oportunidad para dar una primera impresión. Uno siempre quiere hacer bien las cosas, pero hay veces que tenés mejor suerte y hay otras que no, porque al final depende de muchos factores. Me tocó ese debut con Antofagasta en cancha de la U, le atajo el penal al minuto 92 o 93 a (Gustavo) Canales, que no había errado nunca un penal en el Nacional y después le atajo un cabezazo con el pie en el último minuto. Nos llevamos un punto de una cancha difícil, contra un gran rival. Y sí, obviamente que esta fue mi carta de presentación y fue algo muy positivo. En lo personal te genera mucha confianza para afrontar todo lo que lo que viene y también le das confianza a tus compañeros.
La aventura de Matías Dituro en La Liga
-Usted fue al Celta de Vigo desde Universidad Católica y anduvo bien. ¿Cuál es la gran diferencia con este medio? Un colega sostiene que la mayoría de los remates van al marco, que una semana te define Antoine Griezman y a la otra te patea un tiro libre Toni Kroos
Creo que hay bastantes diferencias. La que mencionas es una gran diferencia. La calidad y jerarquía individual de esos jugadores que vos nombrás, que los enfrentás fin de semana tras fin de semana. Todos los equipos tienen jugadores buenos. Todo el tiempo.
-El profe Luis Bonini decía que cada equipo tiene tres o cuatro seleccionados…
Mínimo, de ahí para arriba. A eso súmale que todas las canchas tenían impecable estado, que el jugador se acostumbra a jugar con muchos menos toques, entonces el fútbol se hace más rápido y las definiciones de los delanteros son más rápidas, porque te definen y necesitan mucho menos tiempo y mucho menos toques para decidir dentro del área. Entonces, tu velocidad de ajuste a cada situación tiene que ser mucho más rápida. Y ahí está la dificultad, que te encontrás con un fútbol mucho más dinámico, mucho más rápido y que te da menos segundos para poder resolver una acción. Y en esa velocidad y en esa corrección, si vos estás atento y te das cuenta, yo creo que te puedes adaptar rápidamente.
-¿Cómo se adaptó tan rápido? Por ejemplo, en Vigo llueve mucho.
Creo que la adaptación fue rápida porque yo iba con muchísima ilusión, mucha hambre, muchas ganas de demostrarme a mí mismo que estaba a la altura. Cada entrenamiento lo aproveché al máximo. Intenté enfrentarme a los mejores. Cada vez que había definición o remates, me quedaba contra Iago (Aspas), Brais Méndez, Denis Suarez. Franco Cervi, Galán, Solari. Los mejores, Santi Mina. Yo estaba ahí. Ellos definían y yo estaba ahí. Yo quería mejorar y yo quería ver que si la velocidad de la pelota era rápida, en algún momento iba a encontrar.
-¿Le costó encontrarla?
Sííí. Esto nadie lo sabe. Yo vuelvo del Covid, juego contra Santiago Wanderers, un partido y en el segundo tiempo me pegan una patada en la mano y me hacen una cuádruple fractura en la mano derecha. No puedo jugar el siguiente partido (Deportes Iquique). Pasaron tres semanas que yo no pude jugar. A la cuarta semana tengo la propuesta para irme. Me quedaban dos semanas más para recuperarme y llego en la cuarta semana a España. Las primeras dos semanas, puf, entrenaba con toda la mano vendada y un dolor terrible. En la pretemporada estábamos en Marbella, en Málaga, con doble turno todos los días y el dolor de la mano, no daba más. Esas dos semanas me costaron. Después de eso hice un click.
-Me imagino que dijo: “la mala leche, justo lesionarme cuando tenía la posibilidad de jugar en la Liga”.
Aparte me sentía muy bien acá. Venía con mucho ritmo de entrenamiento, porque había tenido Covid y entrenado mucho en mi casa, volví con mucho ritmo de entrenamiento y justo me pasa esto. Son pequeños baches que van pasando, que uno intenta esquivarlos y seguir adelante.
Así ve Matías Dituro a las versiones campeonas de la UC
-Vamos a los equipos campeones que integró en la Católica. ¿Cómo definiría el de Beñat San José?
Beñat hizo un trabajo extraordinario. Para mí el trabajo de Beñat, después del semestre anterior de Católica, que había salido décimo primero, donde se habían ido muchísimos jugadores y quedó un plantel muy corto. Llegamos tres refuerzos, nada más. Creo que el trabajo que hizo Beñat, de darle una solidez al equipo, y a través de esa solidez ser un equipo protagonista, un equipo que cada vez que te atacaba te hacía daño, que se mantuvo primero desde la primera fecha a la última, es un trabajo extraordinario del profe Beñat. A mí me ha dejado muchísimas enseñanzas, es un profe al que le tengo mucho cariño y que me gusta mucho su forma de trabajar.
-¿Y el equipo de Gustavo Quinteros?
Con la llegada de Quinteros, con un plantel un poco más amplio, con jugadores de más jerarquía que llegaron ese año, creo que el grupo siguió creciendo, con muchas ganas de ganar. Y el cambio drástico, drástico por así decirlo, en cuanto a nuestra forma de jugar, fue con Ariel (Holan), también con un plantel amplio, con mucha jerarquía.
-¿Por qué hubo una gran diferencia?
Porque creo que tiene una forma y un sistema de juego que desafía al jugador, que lo lleva al límite para sacar su mejor versión, y nosotros estuvimos dispuestos a llegar a ese límite. Y creo que se sacó la mejor versión del equipo. Ese año competimos a nivel internacional contra Gremio e Inter de Porto Alegre, de local, y ganamos los dos partidos, siendo muy superiores. Después nos tocó entrar a la Copa Sudamericana y quedar afuera con Vélez, cuando la habíamos ganado de visita. Tuvimos el problema de Covid de Fernando Zampedri y la baja de Valber Huerta. Al final nos quedamos fuera, pero creo que en esa Copa podríamos haber hecho algo más.
-¿Cuesta que el jugador acepte ese desafío?
Sí, porque te saca de tu zona de confort. Vienes de dos años de salir campeón y decís venimos bien y te hacen salir de esa zona de confort, exponerte, por así decirlo, en muchos aspectos. Exponerme desde la salida de balón, que la trabajamos todos los días y a veces en el partido, por alguna u otra situación puede salir un poco mejor o no. Entonces, yo creo que eso nos llevó a un rendimiento, como equipo e individualmente, muy alto.
A profundidad con Dituro
-Matías Dituro es el clásico arquero argentino. Representa una escuela: jugar un metro y medio fuera de la línea de gol, salir a cortar, achicar, participar del juego, volar poco. ¿Cómo define ese estilo? ¿Por qué son tan requeridos?
En general hay mucho arquero argentino en Sudamérica, Europa, Centroamérica, en México. El arquero argentino desde chico trabaja muy bien. Me acuerdo de entrenamientos fuertes, largos, eternos, siempre buscando mejorar. En Independiente de Bigand, en Almagro, Newell’s, en diferentes inferiores trabajé muy bien. Y después también tuve la gran suerte, ya más grande, de encontrarme con Mauro Machado. Él es brasilero y la escuela brasilera a mí me encanta también.
-¿Por qué habla de que es diferente?
Porque es muy técnica, le dan mucha importancia, desde muy chiquitos, a lo técnico; la escuela argentina tiene eso del achique, del anticipo, del juego aéreo, del juego con los pies, de los golpeos. El arquero argentino generalmente golpea muy bien de arriba, bien de volea, para el contragolpe. Entonces pude mezclar esas dos situaciones, esas dos formaciones, y creo que me ha hecho ser un arquero un poco más completo de lo que era cuando Mauro me marcó.
-¿El ídolo de Matías Dituro en el puesto?
De chico tenía como ídolos a Oscar Córdoba y el Pato Abbondanzieri (Roberto), arqueros referentes de Boca. Yo de chico era muy hincha de Boca, fanático, con mi papá mirábamos todos los partidos, esos dos eran mis máximos referentes.
-Dos arqueros muy en su línea, sobrios.
Sí. Después, cuando fui creciendo y mirando más fútbol internacional, el arquero que más me ha gustado, que lo miraba siempre, más allá de que no tiene un gran juego con los pies, es Gianluigi Bufon, que con 45 años todavía está activo en el Parma de Segunda División de Italia. Extraordinario. Aparte, por lo que transmitía con sus atajadas. Hay arqueros que transmiten y otros que no. Éste transmitía.
– ¿Qué piensa de esta dicotomía donde los entrenadores primero preguntan si el portero juega bien con los pies ante de preguntar cómo ataja? ¿Cómo achica, corta centros?
Me gusta, porque yo creo que el fútbol ha avanzado, pero el puesto del arquero avanzó muchísimo más rápido de lo que avanzó el fútbol. Hoy la mayoría de los entrenadores buscan que su arquero tenga una salida limpia, que le pueda dar el primer paso, que sepa leer cómo está parado el equipo rival para saber cómo tiene que salir, que sepa darse cuenta de la formación del equipo rival, cómo nos está presionando para ver por dónde tenemos la superioridad numérica, por dónde podemos generar mejor un ataque posicional mejor. Esa lectura que debe tener el arquero va acompañada de una buena ejecución. Uno da por hecho que si el arquero está en Primera División, lo de atajar ya lo tiene.
-Arqueros como Jan Oblak, en el Atlético Madrid, que a mi juicio es el mejor del mundo atajando, no son muy reconocidos.
Es impresionante, pero yo creo que su equipo no le requiere eso, porque tiene un entrenador que no lo utiliza. Pero Oblak, quizás en el Manchester City no podría jugar, porque más allá de que Ederson es muy bueno atajando, tiene el complemento de que tiene un muy buen juego con los pies, como Ter Stegen y como lo ha mejorado muchísimo (Thibaut) Courtois en el Real Madrid, porque Ancelotti le exige salir jugando. Creo que tener ese complemento hoy en día el fútbol te lo exige.
-De los arqueros que vio en el Mundial, ¿cuál le gustó?
Para mí el mejor arquero del Mundial fue Bono, de la selección de Marruecos, que ataja en el Sevilla. Tuve la suerte de enfrentarlo, de poder verlo de cerca durante una temporada y la verdad que es muy bueno.
-¿Cuál le gustó más?
Creo que fue determinante el “Dibu” Martínez, más allá de que para mí no ha sido sobresaliente su actuación en los partidos, pero sí ha sido determinante con atajadas impvbortantes en momentos. Es arquero de equipo grande. La atajada que le hace a Francia en el mano a mano a Kolo – Muani en la final con Francia, es fundamental. Argentina perdía la final del Mundial. También la atajada con Australia, o los penales con Holanda. Ha sido determinante, pero no ha tenido quizás lo que tuvo Bono en los partidos.
-Desde que llegó a Chile, ¿cuáles fueron o son los rivales más complicados, los delanteros o volantes que mira con mayor atención?
Curiosamente, los que más me complicaban eran los que más me gustaba enfrentar y siempre los partidos que más me gusta jugar son los clásicos. Con Colo-Colo en el Monumental siento algo especial y siempre tuve la suerte de que me ha ido bien. Me gusta jugar ahí. Casi siempre nos ha tocado sin público visitante. Entonces todo el público es de ellos, en un ambiente en el cual sentimos un poco que no es nuestro ambiente. Me gustaba enfrentar a Paredes, porque sabía que era un delantero que la que le quedaba iba a ir al arco, entonces había que estar muy atento, había que tenerle mucho cuidado y el foco de atención era más alto. Y la verdad que esos partidos son los que a mí me gusta jugar, partidos de ese calibre.
-¿Cómo fue la decisión de nacionalizarse?
Fácil. Fue fácil porque tengo mis dos hijos que han nacido en Chile. Yo llevo muchos años viviendo acá. Tengo un cariño muy grande por el país, me han abierto la puerta desde el primer día, me han tratado muy bien y la verdad que cuando se vive la posibilidad de iniciar los trámites, que lo averigüé todo yo, no dudé ni un segundo en hacerlo y en ser un chileno más.
-¿Y le ilusiona la selección? Porque uno revisa y en los últimos cinco años el mejor portero del medio ha sido Matías Dituro.
A mí me ilusionan todos los desafíos que tenga por delante y no me cierro las puertas absolutamente a nada. Y como dije hace muy poquito, yo creo que en lo que me proponga estoy capacitado para trabajar para poder lograrlo. Así que todo me ilusiona.
-En su condición de argentino, ¿cómo vivió el Mundial? Porque usted pertenece a una generación que le contaron México 86 y Argentina 78, peso esto me imagino fue muy especial.
Una parte la viví en Argentina y otra parte ya estaba acá. Fue emocionante porque es la primera vez que puedo ver un Mundial con mi hijo y mi papá. Es la primera vez que me pasa algo así. Yo estaba mirando los partidos de Argentina y miraba para el lado y estaba mi papá y miraba para el otro lado estaba mi hermano y yo. Eso fue emocionante.
-¿Cómo vio Matías Dituro a Messi?
Lo vi muy bien. Sentí que disfrutó. Y cuando Messi disfruta, juega bien; cuando Messi disfruta la rompe toda.